¿QUIÉN DOMESTICÓ A QUIÉN?

Aunque fueron los humanos los que domesticaron el trigo, es posible argumentar lo contrario: fue el trigo el que domesticó a los humanos. Su breve historia lo aclara.

Por hallazgos arqueológicos en el Cercano Oriente puede estimarse que fue hace unos diez mil años que el hombre dejó de ser un cazador y recolector de alimentos para transformarse en un cultivador, principalmente de trigo y cebada. Este hecho generó una serie de cambios sociales y tecnológicos importantes que recibieron el nombre de Revolución Neolítica. Como los cereales se podían almacenar durante todo el año, los agricultores pudieron establecerse en lugares fijos en grandes grupos en las épocas en las que la falta de alimentos normalmente los hubiera impulsado a dispersarse en pequeños grupos para salir a recolectar y a cazar. La constitución de estos primitivos poblados de agricultores permitió a su vez producir cereales más allá de las necesidades inmediatas y con ello, mantener a otros no dedicados directamente a la agricultura como ser administradores, artesanos y religiosos. Miles de años después emergieron las primeras grandes ciudades y más tarde, los imperios. Es por ello que puede afirmarse que aunque fueron los humanos los que domesticaron el trigo, el cultivo del cereal fue lo que permitió el asentamiento (la domesticación) de los humanos y el nacimiento de las primitivas civilizaciones occidentales.

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