EL VERDADERO ANFITRIÓN ES EL QUE INVITA A CENAR
Anfitrión, el recordado personaje de la mitología griega dio origen a la persona que tiene invitados a su mesa o a su casa. Conozca de dónde recibió su actual significado.
Anfitrión, rey de Tebas, fue célebre por sus fastuosos banquetes a punto de dar tema a
a obras teatrales desde Plauto, en la vieja Roma, hasta Moliere en la Francia del siglo XVII. No obstante esta fama, el personaje se hizo conocido no tanto por las mencionadas comidas cuanto por su azarosa historia familiar. Casado con Alcmena, una hermosa mujer hija del rey Electrión, de Micenas, se lo envió al campo de batalla. Y mientras estaba allí, el siempre alerta y amigo de aventuras Zeus, que desde lo alto
del Olimpo no quitaba sus ojos de las bellezas terrenas, y ya se había convertido en toro en una oportunidad, y en cisne en otra, en esta instancia tomó la forma humana del propio Anfitrión y llegando a la casa de la solitaria Acmena, la engañó y como fruto de su relación, tuvo un hijo con ella. Plauto (254 – 184 A.C) en su obra “Anfitrión” refleja precisamente este relato de la mitología griega. El gran dramaturgo Moliére (1622 – 1673) rescata y adapta esta comedia de Plauto y en el último acto de la obra habla de un estupendo banquete. En efecto, en la escena final llega Socia, el mensajero de confianza del capitán Anfitrión y habla con el que creía ser su amo, pero que en realidad, era el falso Anfitrión, el dios Zeus. Como mensajero de confianza se le invita a sentarse a la mesa a participar del banquete y es entonces cuando Socia pronuncia esta frase: “le véritable Amphitryón est l`Amphitryon où l`on dine…”, que podría traducirse como: “El verdadero Anfitrión, es el que invita a cenar.
La obra de Moliére -como casi todas las escritas por él- se hizo popular y el término cayó en gracia. Pronto, “Amphitryon” se incorpora a la lengua francesa con el significado de “El que invita a cenar” y se extiende más allá de sus fronteras y llega, entre otros países de Europa, a España. Pero será recién en 1869 que la Real Academia Española de Letras “oficializa” la palabra con esta acepción.
Fue un “banquete de dioses”, del mismo dios Zeus, y no su engaño, el que dio origen a la actual acepción de la palabra. Ahora ya podemos seguir regalando opíparas comidas a nuestros amigos sin hacer comparaciones enojosas.