COMIENDO EN EL INFIERNO
Algunos intentaron describir la “otra vida” en el infierno. Para Luca Signorelli (1441-1523), un famoso pintor renacentista italiano, la comida del diablo era buena y abundante
Algunos intentaron describir la “otra vida” en el infierno. Para Luca Signorelli, un famoso pintor renacentista italiano (1441-1523), la comida del diablo era buena y abundante.
Su obra maestra, los frescos de la catedral de Orvieto, en Italia, entre los cuales están las escenas del infierno, reflejan tres años de estudios sobre el tema, consultas con expertos y extensas lecturas de Dante y Homero. El trabajo revela artísticamente lo que los maestros de la época se imaginaban de ese “caluroso” lugar.
En el fresco pueden verse al diablo y tres de sus ángeles sentados ante una mesa exquisitamente decorada. Comiendo de una amplia fuente de ostras y una gigantesca bandeja de aves asadas. Entre otros alimentos, también se observa sobre la mesa una gran bandeja de oro sobre el cual se presenta un esturión, un jabalí asado y una variedad de quesos. Hasta los ángeles menores parecen disfrutar del banquete, algunos de los cuales se los ve bebiendo de copas de plata mientras otros comen manzanas y naranjas de una cesta.
Pero como en tantos chistes populares, el “recreo” también aquí se termina: a la opulencia gastronómica le sigue la cámara de torturas, donde hombres y mujeres son castigados con látigo, hervidos a fuego lento y sometidos a todo tipo de tratos.